A todo el mundo le gusta la belleza, pero existe lo feo. El drama no se puede esconder, yendo por la vida con gafas de color rosa.
Leí estas palabras hace tan sólo unos días en la agenda de la revista Vogue de este mes de Julio. Pertenecen al fotógrafo ucraniano Arthur H. Felling, más conocido con el seudónimo de Weegee. Del 5 de julio al 5 de noviembre la Fundación foto Colectania, en Barcelona, alberga una cuidada selección de 100 fotografías de este particular fotógrafo, extraídas de sus numerosas publicaciones.
Pero Weeguee no era un fotógrafo al uso, su cámara retrataba en ocasiones la belleza de las damas de la alta sociedad neoyorquina de los años 30 y 40 vestidas fastuosamente, y en otras muchas ocasiones, su objetivo captó en blanco y negro el drama más aterrador de las calles de Nueva York. Escenas de crímenes, víctimas de accidentes y un ambiente callejero que distaba mucho del glamour de la alta sociedad.
Una ambivalencia entre lo bello y todas esas cosas feas que nos rodean a diario pero a las que, a diferencia de weegee, no sacamos fotos.
Al igual que a Weegee, a mi me gusta la gente con defectos y muchas de esas imágenes que él fotografiaba y dramatizaba a base de duros contraluces me hacen pensar que yo, afortunadamente, no tengo gafas con cristales rosas.
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